Destinos

Desde el Cap de Creus hasta La Val d’Aran, todos y cada uno de los pueblos tienen su propia personalidad. La alta montaña catalana es un espacio abierto, con diferencias físicas entre sus pueblos, diversidad en su historia económica y un denominador común: su carácter.

Ciudades y pueblos con un pasado lleno de esplendor que continúan siendo centros de mercado y comercio donde se reúnen sus habitantes.

Comarcas directamente relacionadas con la actividad industrial ya desde el siglo XVIII y otras que se han desarrollado como zonas agrarias hasta la aparición del turismo, que ha pasado a ser su principal actividad económica, con una gran variedad de formas.

Un mosaico heterogéneo que desdibuja los límites comarcales y, al mismo tiempo, los reúne bajo una sola tipología: los Pirineos de Cataluña.